domingo, 19 de diciembre de 2010

Y de esta forma, su corazón vuelve a quedar inconcluso.

La vida es una sola como para permanecer aferrada a mi dolor. Debería dejar de preguntarme porque las cosas suceden como no queremos. A no reprocharme a mi misma todo lo que me abandono un día, a todo lo que a mi paso me dejo huella de frustración y sufrimiento, porque se nos amontonarían los remordimientos. ¿Si queremos ver cosas que nunca hemos visto porqué no empezamos a hacer las cosas que no hemos hecho? Hoy es el mañana, por el que luchábamos ayer. Hoy pudiera ser un último aliento de nuestra felicidad. ¿Y si así fuera, qué haríamos? A qué dedicaríamos el tiempo cronometrado restante? ¿Te has planteado alguna vez con quien querrías compartir tu vida o cómo quisieras pasar tus últimas 24 horas? No sabríamos emprender ni una sola de las miles de preguntas sin cambiar a cada segundo de prioridades. El tiempo, el reloj no existe, porque ya no cuenta, retrocede. Es un inexorable y doloroso regreso al punto de partida..

No hay comentarios:

Publicar un comentario